Atribuye
la existencia de la vida a una
“fuerza creadora” desconocida.
Esta
idea surgió quizá del hombre primitivo y se reforzó en las primeras culturas,
como la egipcia o la mesopotámica.
La teoría del creacionismo considera que la
vida, al igual que todo el cosmos, se originó por la voluntad creadora de un
“ser divino”.
Teoría
de la panspermia.
A principios del siglo XX, el científico
llamado Svante
Arrhenius propuso que la vida había llegado a la Tierra en forma de bacterias, procedente del espacio exterior, de un
planeta en el que ya existían. Aunque a esta teoría se le pueden poner dos
objeciones:
-
No explica cómo se originó la vida en el planeta de donde provienen las
“bacterias”.
-
Sería imposibles que cualquier forma de
vida puede atravesar la atmósfera de la Tierra sin quemarse debido a que se ha
comprobado que cuando penetran el planeta se alcanzan elevadas
temperaturas.
Teoría
de la generación espontánea o biogénesis.
“Esta hipótesis
plantea la idea de que la materia no viviente puede originar vida por sí
misma”.
Teoría
de Oparín
(abiótica o quimiosintética).
El soviético A. I. Oparin y el
inglés J. B. S. Haldane publicaron (en 1924 y 1929,
respectivamente) trabajos independientes acerca del origen de la vida con un
enfoque materialista. Sin embargo la obra realizada por Oparin es más conocida
y extensa, este autor concibió una atmósfera primitiva de naturaleza química
reductora, formada por metano, amoniaco, vapor de agua e hidrógeno que gracias
a la acción de los rayos ultravioleta y otras formas de energía, las sustancias
nombradas anteriormente dieron lugar a diversos compuestos orgánicos. Tales
rayos consiguieron penetrar hasta la superficie de la Tierra porque, con la
ausencia de oxígeno en la atmósfera, resultaba imposible la existencia la
existencia de una capa de ozono como la que, afortunadamente, protege al
planeta desde hace muchos millones de años.
Hipótesis Hidrotermal
Teoría del mundo del ARN